El insomnio es un trastorno del sueño consistente en la imposibilidad para iniciar o mantener el sueño, o de conseguir una calidad de sueño adecuada para restaurar el estado de vigilia normal. Para que este trastorno sea considerada como insomnio, la dificultad para iniciar o mantener el sueño debe durar al menos un mes y que se acompañe a su vez de una fatiga diurna, sensación de malestar personal significativo y deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad personal (OMS).
Según su etiología se puede clasificar el insomnio en:
- Primario: dificultad para conciliar el sueño o conseguir un sueño reparador. Debe prolongarse al menos un mes y conllevar un deterioro de la actividad del individuo.
- Secundario o comórbido: aparece como consecuencia de otros cuadros clínicos o de diferentes situaciones adaptativas (alteraciones psiquiátricas asociadas al insomnio, alteraciones cronobiológicas...)
- Insomnio de conciliación: asociada a problemas médicos, fármacos o estados de ansiedad.
- Insomnio de mantenimiento: aparecen periodos de vigilia (despertarse) frecuentes o prolongados.
- Despertar precoz: produce como mínimo dos horas antes de lo habitual para el individuo.
- Transitorio: inferior a una semana
- De corta duración o agudo: mantenido entre una y tres semanas
- Crónico: duración superior a cuatro semanas
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