El lupus es una enfermedad que puede afectar a diversos órganos. Dentro de sus síntomas más generales están el cansancio, pérdida de peso y fiebre mantenida que no se asocia a ningún proceso infeccioso. El 90% de los pacientes con lupus presentan inflamación y dolor en las articulaciones (artritis), siendo las zonas más afectadas las manos, muñecas, codos, rodillas y pies.
- Piel: una de las lesiones más conocidas es el "eritema en alas de mariposa", que se manifiesta con enrojecimiento y erupción de la piel, mejillas y nariz.
- Corazón y pulmones: inflama las membranas de revestimiento tanto del corazón (pericardio) como de los pulmones (pleura), lo que da lugar a pericarditis y pleuritis.
- Riñón: es la más frecuente de las lesiones, causando el aumento de la urea en sangre y la aparición de proteínas o sangre en orina.
- Cerebro: resulta casi imposible saber con qué frecuencia afecta el lupus al cerebro.
El diagnóstico del lupus resulta muy difícil, puesto que los signos y síntomas varían mucho según la persona. Es por esto que no se puede diagnosticar con una sola prueba, sino que se necesita la combinación de ellas (sangre y orina).
Con los hemogramas, se mide la cantidad de glóbulos rojos, blancos, plaquetas, y hemoglobina, permitiendo evaluar a su vez el funcionamiento de los riñones e hígado. Con las pruebas de sedimentación globular se determina la velocidad en la que los glóbulos rojos se depositan en el fondo de un tubo en una hora, una velocidad más rápida de lo normal puede indicar una enfermad sistémica como el lupus. Por último con los análisis de orina se podría observar un mayor nivel de proteínas o glóbulos rojos en orina, lo cual ocurre si el lupus ha afectado a los riñones.
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